Gilma
Retrocedería la vida como a una película, aun mucho mas atrás para borrar aquel triste día, cuando cerró sus ojos para siempre. La echaría aun más atrás y cambiaria los hechos, cambiaria el rumbo, la complacería en todo, pero no basta. Me iría entonces mas atrás y buscaría a Papa, para que la acompañara siempre. Entonces los tendría a los dos juntos y los disfrutaría cada día de mi vida.
Aun retrocedería mas y borraría aquel instante en que sus vidas comenzaron a apagarse. Le pediría mas a Dios por la salud de ambos ya que mis ruegos no fueron suficientes.
Desde ese momento los abrazaría a cada rato, los besaría como a un niño, como ahora beso al mío. Compartiría con ellos la felicidad que mi hijo me brinda y me llenaría de gran satisfacción escucharlo decir “bendición abuelita Gilma” o “bendición abuelito Luis”, e igualmente escuchar sus añoradas voces respondiendo “Dios te bendiga Daniel”; ...oh! Dios cuanto lo anhelo.
Y también les pediría perdón mil veces a cada uno, por no haber sabido valorar la vida a tiempo. Por no haber tenido la capacidad de mirar en cada pequeño detalle la inmensidad de su significado. Y por no haberles dicho todos los días, cuanto los amo.
A un año de tu partida; Madre, no mas me queda aceptarlo y pedirle a Dios porque tu alma sea iluminada siempre y por que descanses eternamente a su lado. Mientras viva tu recuerdo y tu ejemplo serán mi consuelo.
Tu hija Ivette.
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